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Las responsabilidades de los usuarios de la Inteligencia Artificial

  • gilberto5800
  • 5 may
  • 4 Min. de lectura

La Inteligencia Artificial, IA es una herramienta cuyo uso se está generalizando en distintos ámbitos, sean empresariales, educativos u otros más. BReal, hoy día, también está contando con esta herramienta a través de su IA en Chat GPT para difundir las utilidades y beneficios de su software para gestión de bienes raíces, entre aquellos interesados en conocer esta plataforma. 


Esta integración de IA en las organizaciones, está desplegando su potencial para optimizar operaciones, mejorar la experiencia de cliente y generar nuevas oportunidades de negocio, sin embargo su uso sin control supone riesgos reputacionales, regulatorios y de seguridad que pueden comprometer la posición de cualquier compañía. Esta situación obliga a establecer políticas y directrices de uso desde los mandos directivos a fin de alinear la información con la misión y los valores de cada entidad, además de su modelo de negocio. Esto debe convertirse en una estrategia ineludible para las organizaciones. 


Como un paréntesis podemos mencionar que retomando datos de Dir&Ge que, a su vez, toma un reciente informe de Zscaler, se muestra un crecimiento del 3464% en la actividad de IA en entornos corporativos, en tanto que las empresas bloquean ya el 60% de las transacciones de IA por motivos de seguridad y confidencialidad. Por otro lado, en una encuesta de Littler de septiembre de 2024, 42% de las organizaciones ya contaba con una política de IA, frente al 10% de solo un año antes. 


Esto quiere decir que es eminente para las organizaciones, incluidas las empresas del sector bienes raíces,  deban diseñar sus políticas de uso de IA 


Para las empresas inmobiliarias, como otras que pueden leernos, les dejamos diez principios publicados por Dir&Ge que deberían incorporar a su estrategia de uso de IA para sus negocios:


1. Definir lo que es IA para la organización

Este término se utiliza con enorme ambigüedad, ya sea desde motores de búsqueda hasta asistentes virtuales o algoritmos de detección de fraude, prácticamente cualquier funcionalidad avanzada se presenta bajo esa etiqueta. Ello hace necesario contar con una definición común y específica del concepto en el contexto de cada organización, esto permitirá evaluar riesgos, asignar recursos y tomar decisiones informadas.


2. Implicar a todas las partes interesadas

La política de IA no puede diseñarse para ni desde una sola área de la organización, ya que afecta de forma integral a la seguridad, el marco legal, el cumplimiento normativo, los recursos humanos, el marketing, el manejo de tecnología y el desarrollo del negocio. Reunir a todos los actores permite anticipar conflictos, generar consenso y elaborar directrices operativas viables. Crear un equipo multidisciplinar puede ser una excelente opción. 


3. Basarse en los valores corporativos

Una política de IA no debe limitarse a cumplir normas, sino reflejar los principios éticos y culturales de la empresa. Esto refuerza su legitimidad interna y favorece la coherencia en la toma de decisiones. 


4. Cumplir con las exigencias regulatorias

El ecosistema normativo en torno a la IA está evolucionando rápidamente. Las compañías deberán adoptar requisitos legales comunes para evitar fricciones regulatorias y operativas. Las organizaciones deberán ajustarse a las no

rmas que responden a las exigencias de cada sector. 


5. Establecer directrices claras para su uso responsable

Desde determinar qué aplicaciones y herramientas de IA pueden utilizarse en la organización y decidir cuándo debe intervenir un ser humano en los procesos automatizados, las políticas deben establecer qué es aceptable y qué no. Podría exigirse una revisión humana del código generado por IA antes de su implantación.


6. Regular el impacto de terceros

El riesgo asociado a proveedores y partners que utilizan IA es tan relevante como el de los sistemas internos. La política de IA debe extenderse a toda la cadena de valor. Por ejemplo, a contratos, cláusulas de responsabilidad y planes de contingencia. Además, debe mantenerse una estrategia tecnológica agnóstica y flexible para evitar dependencias excesivas y facilitar la adaptabilidad a nuevas soluciones.


7. Crear una estructura clara de gobernanza

Una política no es suficiente. Solo 45% de las compañías cuenta con una estructura de gobernanza que garantice su aplicación efectiva. Se requiere establecer comités y procedimientos para supervisar, aprobar y revisar casos de uso, además de mecanismos de control sobre las decisiones automatizadas.


8. Documentar los casos de uso y su evaluación

Toda iniciativa de IA debería pasar por un proceso formal de revisión, documentando su finalidad, fuentes de datos, metodología y criterios de supervisión. Con esto se anticipan riesgos, se garantiza la trazabilidad y se permite  cumplir ante auditorías o inspecciones regulatorias.


9. Formar y sensibilizar a la plantilla

La cultura corporativa es un componente esencial de cualquier política tecnológica. Como parte de la cultura organizacional se debe capacitar a los empleados en el uso seguro y ético de la IA, así como en los riesgos asociados a las aplicaciones no autorizadas. 


10. Revisar y actualizar periódicamente la política

La rapidez con la que evoluciona el ecosistema de IA obliga a revisar las políticas de forma regular, adaptándolas a nuevas tecnologías, riesgos y requisitos legales. 


La estrategia de uso de IA en las organizaciones debe volverse una parte fundamental de los planes de acción y desarrollo de las mismas. En cuanto al uso de IA en las empresas del sector inmobiliario también deben involucrarse estos 10 puntos, lo que les permitirá conducirse con mayor transparencia y credibilidad dentro del ecosistema de los bienes raíces y aquellos con los que se vincula.

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